Didaskalia: julio 2013

miércoles, 31 de julio de 2013

A modo de presentación

El propósito de este blog es el de realizar breves reseñas de libros que, de un modo u otro, estén relacionados con la filosofía. En este sentido, creo necesario realizar dos aclaraciones. Sin entrar en el estatuto que posee actualmente la filosofía, es cosa sabida que esta no es ajena ni a la literatura, ni a las ciencias sociales ni, llegado el caso, a las ciencias naturales o la matemática. Aun así, en un principio, me centraré en libros del ámbito de las humanidades. He de decir asimismo que pondré especial cuidado en exponer obras que sean novedad editorial. Si no lo son, al menos son textos fáciles de encontrar en cualquier librería o biblioteca. En un futuro quizá realice alguna reseña de viejos textos descatalogados, de los cuales hay numerosísimos y, por desgracia, muchas veces más interesantes que los nuevos.

He de decir que todos los libros que abordaré, sin ahorrar la exposición de sus defectos o mi discrepancia respecto a su argumentación, los considero como obras de interés general. No sería nada agradable ni para mí realizar ni para nadie leer una reseña de un libro que no hiciese más que empantanar aún más la discusión en torno a lo que todo el mundo sabe que son lugares comunes. Si bien encierran una verdad, no hacen sino arrojar más papel al ya saturado mercado editorial. ¡Cuán ridículo sería que considerase bueno perder el tiempo reseñando todo lo que sale al mercado y que tenga alguna relación con la filosofía! Es por ello que no pretendo bosquejar resúmenes de las obras (eso se encuentra muy fácilmente en la sinopsis que presentan las editoriales) sino que pretendo resaltar la problemática en torno a la cual giran, así como responder algunas cuestiones que todo potencial lector se haría antes de adquirir o tomar prestada cualquiera de estas.

Espero sinceramente que os guste, así como que me comuniquéis cualquier discrepancia, opinión o sugerencia.

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[Didaskalía es la transliteración en alfabeto latino del nombre griego διδασκαλία. Este sustantivo deriva del verbo διδασκw, que en griego arcaico significa tanto “enseñar, saber” en el sentido de “hacer tomar conciencia de”, como “aprender”. En un pasaje de la Ilíada, tras una de las grandes derrotas de los Aqueos a manos de los Héctor, Eurípilo pide a Patroclo que extraiga la flecha de su pierna y limpie su herida según el proceder “que has aprendido (dedidáchthai) de Aquiles” (Ilíada, XI, 831). Aparte de estas acepciones hay una que merece la pena resaltar, la de “representar”, utilizada para designar la puesta en acto de una poesía o una tragedia. 

La preeminencia de la traducción de Didaskalía por “enseñanza” o “doctrina”, procede de la traducción latina del Nuevo Testamento, y en ese sentido es fácil verlo mencionado en relación a la doctrina de la Iglesia. La traducción latina del verbo διδασκw es insignare, señalar o “hacer ver”, lo que mantiene firme el sentido de la palabra originaria. Aún así, con el tiempo se ha borrado la amplitud que el significado de esa palabra tenía en el griego clásico. El verbo enseñar, tal y como nosotros lo utilizamos, se aproxima más a “hacer creer”, lo que también nos acerca a la palabra adoctrinamiento. Solemos concebir la enseñanza como un proceso determinado por el método de lectura y escritura, y por tanto, como adquisición de habilidades y técnicas interpretativas; es correcto decir que el libro es la figura que sustenta la didaskalía en el mundo moderno. El hecho en el que hemos de fijarnos es que la relación de la enseñanza con el sentido visual se ha perdido, ya que lo fundamental es la congruencia en el discurso. Es por ello que en nuestros sistemas educativos la intuición es sustituida por la construcción, otorgándose un papel predominante a la adquisición de metodologías. En el proceso de formación de los sujetos autónomos, gran exigencia del pensamiento ilustrado, lo fundamental es la construcción de parapetos. Aunque pueda resultar paradójico, espero, en la medida de lo posible, huir de esta concepción de lo libresco como legitimidad de todo comprender.]